Hay un hilo común en el liderazgo que sorprende a la mayoría de las personas, y en algunos casos les hace replantearse lo que saben sobre el liderazgo.

Cuando piensas en líderes exitosos , probablemente piensas en personas que son decisivas. La capacidad de tomar una decisión de manera rápida y sin complicaciones es una de las claves del liderazgo.

Pero los líderes cambian de opinión todos los días, incluso a riesgo de ser tildados de indecisos. Aquí está la diferencia: no rechazan una decisión solo porque tienen dudas. Entienden cuándo se justifica un cambio de plan, y a veces toman medidas decisivas invirtiendo su decisión anterior.

Estas son algunas de las principales circunstancias en las que la mejor práctica es reconsiderar una decisión:

Surge nueva información. A veces aparece nueva información que cambia el contexto de una decisión por completo. Puede ser algo que era imposible de prever, o puede ser algo que usted o su equipo no pudieron captar. Cuando eso suceda, no piense en términos de culpa, tome la nueva información e intégrela en el proceso de toma de decisiones. Más tarde, puede revisar las formas de asegurarse de que su investigación sea exhaustiva.

La situación se vuelve impredecible o inestable. En el incierto mercado y el clima político de hoy, las situaciones pueden ir de estables a caóticas en un abrir y cerrar de ojos. Cuando eso sucede, es aconsejable reevaluar las decisiones que están influenciadas por la inestabilidad y cambiar de posición si es necesario. No hay ninguna virtud en apegarse firmemente a una posición en la que todo a tu alrededor ha cambiado.

La retroalimentación lo sugiere. Una decisión audaz puede ser teóricamente acertada, pero a veces a la luz del día resulta impracticable en la práctica. Si los comentarios tempranos sugieren que un plan no funciona, por el motivo que sea, es aconsejable escuchar y hacer cambios cuando sea necesario. Siempre escuche a los que mejor saben: los que están en el campo todos los días, ya sean miembros del equipo o clientes.

Es hora de esperar. Una vez que estás en el meollo de algo, la opción clara puede ser no hacer nada por ahora. No es una cuestión de revertir una decisión en este caso, sino de demorar su implementación hasta que las condiciones mejoren o los problemas circundantes se vuelvan más claros. A pesar de la presión, los líderes se sienten audaces y actúan con decisión, no hacer nada es preferible a tomar una decisión desastrosa. Si esperar puede darte una ventaja, espera.

Honremos a aquellos líderes que tienen la capacidad de pensar lo suficiente como para corregir su rumbo, girar o esperar, aunque arriesguen su reputación al hacer que las personas piensen que son indecisas. A veces necesitas cambiar de opinión, y eso está bien.

Dirigir desde adentro: Los líderes exitosos pueden cambiar su forma de pensar porque nunca dejan de buscar formas de mejorar el resultado final.

Mi cultura de trabajo permite lograr los mejores resultados, como tan solo los logran las personas apasionadas que trabajan en aquello que les apasiona

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