Si bien, la aplicación de precios diferentes para distintos tipo de clientes, es una práctica muy extendida en la hotelería, y la segmentación geográfica es una forma de agrupar a la demanda muy tradicional.
Si la estrategia de precios no está bien presentada a los consumidores, puede dar lugar a la sensación de injusticia o inequidad que afecta de manera directa a la imagen de la empresa y al desarrollo del negocio de manera sustentable en el tiempo, no solo del hotel sino también del destino. En este sentido, numerosos estudios muestran que a todos nos gusta que nos hagan descuentos, pero no nos agrada pagar más caro.
Los hoteles que tienen una marca posicionada a nivel internacional, pueden ofrecer una tarifa que parezca lógica para los consumidores extranjeros, de acuerdo al nivel de calidad de servicio ofrecido, y hacer descuentos para el público local, que no puede pagar las tarifas internacionales.
En todo caso, el precio siempre debe estar basado en la calidad de producto / servicio que se brinda, ya que es sin ninguna duda el mejor fundamento para defenderlo. Y la calidad debe ser medida en términos de satisfacción al cliente para que el negocio sea viable en el corto y largo plazo.